domingo, 27 de diciembre de 2009

Secuestrada...

- Estas secuestrada.
- ¿Cómo que estoy secuestrada?... Yo no me veo encarcelada…
- Estas secuestrada psicológicamente hablando.
- No lo entiendo.
- Es simple, te pudo el dolor y la tristeza, la agonía y el sufrimiento. Te pudieron los problemas que había a tu alrededor, y te sobrepasaron. Hicieron que te hundieras hasta tocar el fondo. Porque te pudieron, buscaste la soledad y te aferraste a ella, pero cuando quisiste salir de ella, ya era tarde porque la soledad, el dolor, la agonía, la tristeza y el sufrimiento se unieron para encerrarte en un pequeño rincón.
- Entonces… ¿esos sentimientos son mis secuestradores?
- Correcto, ellos son tus secuestradores, solo cuando consigues adaptarte a ellos y consigues que no te afecten eres capaz de ver la luz del día. Pero ha llegado un momento que aunque te abrieron la puerta y te hicieron libre, tu no eres capaz de escapar de ellos, sufres el síndrome de Estocolmo, ha llegado un momento en el que te acostumbraste a tus secuestradores, incluso te aferras a ellos, porque crees que te dan la paz.
- No lo entiendo… yo quiero escapar de ellos…
- Y lo estas haciendo, cada vez que ves un poco la luz, lo estas haciendo. Cada vez que alguien sujeta fuerte tu mano, te saca un poco mas de ese rincón en el que te ha tenido cautiva la soledad y el sufrimiento. Pero piensas que eso te traerá más dolor, piensas que salir a la luz es doloroso, porque precisamente fue en la luz donde fuiste dañada, por eso piensas que tu soledad te dará la paz, cuando realmente lo que hace es hundirte más en ese pequeño rincón.
- Entiendo….
- ¿Sabes entonces lo que debes hacer no?
- Si, lo se, debo salir a la luz, aunque me deslumbre y me ciegue, aunque me produzca dolor…. Aunque suene contradictorio… es lo que sanara el verdadero daño real que padezco, ¿no?
- Si, ahí le has dado, eso es exactamente lo que debes hacer. Enfrentarte a la luz, huir de tus secuestradores.
- Pero es tan difícil… tan complicado…. No quiero volver a sufrir. ¿Y si la luz vuelve a herirme y a arrastrarme a mi rincón de soledad?
- No lo hará, y aunque lo haga… realmente ya estas ahí ¿no?, ya vives en tu rincón de agonía, por lo que no pierdes nada.
- Si, lo se, no pierdo nada por intentarlo. Eso ya me lo has dicho… pero cuesta más de lo que creía.
- Pero… responde sinceramente, has vuelto a reír de nuevo con el corazón ¿verdad?, has vuelto a sentir lo que era la felicidad ¿no?, has vuelto a saber lo que era tener a tu lado gente a la que le importas de verdad ¿cierto?
- Si, tienes razón, la luz duele… pero también es realmente hermosa y produce en mí una felicidad pasajera.
- Por algo se empieza. No pongas nunca más en duda que la luz te traerá más dolor que alegría, porque la alegría por muy pequeña que sea, compensara cualquier dolor al que tengas que enfrentarte.
- Quiero volver a ser feliz.
- Pues no dudes en arriesgarte y no te rindas, lucha siempre y en todo momento por ello, por ver la luz.



… y es que hoy comprendí que aunque este “secuestrada” también puedo ser feliz…

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