martes, 5 de enero de 2010

Lejos de casa...

Cuando el tiempo y el mundo se detengan…
Cuando la brisa de la madrugada acaricie dulcemente sus mejillas y meza dulcemente sus cabellos con el cariño que tan solo un beso sincero es capaz de otorgar…
En ese instante mirando al inmenso océano que la cuido desde que tiene uso de razón…
Solo en ese instante, envuelta por el frío abrazo de las olas del mar, será capaz de volver a sonreír con el corazón…
Sonreirá con toda su alma mientras su cuna, el mar, se la lleva eternamente a su seno, en un último adiós definitivo…
Alejándola de la soledad y salvándola para siempre de este podrido mundo, oscuro, triste y doloroso…



… y es que sucede que hoy comencé a extrañar mirar al mar durante horas pensando en mis cosas mientras la brisa marina me acaricia el cuerpo y me tranquiliza y relaja el alma…

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